El ex Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha propuesto una flexibilización de las regulaciones que afectan a los vehículos autónomos, al considerar que las normas actuales están frenando la innovación y el desarrollo en este campo. Esta postura surge en el contexto de un aumento en la competencia global por liderar la tecnología del futuro en el transporte.
Durante su mandato, Trump ya había mostrado interés en reducir las regulaciones federales que, según él, obstaculizaban el crecimiento económico. Su nuevo enfoque apunta a eliminar lo que describe como “barreras innecesarias” para el avance de los vehículos autónomos, con el fin de potencializar a las empresas estadounidenses que buscan competir en el área de la movilidad sustentable y tecnológica.
Exponentes del sector tecnológico han celebrado esta propuesta argumentando que una normativa menos estricta podría acelerar la implementación de innovaciones en vehículos autónomos. Entre estos, el CEO de una conocida empresa del sector comentó:
“La flexibilización normativa impulsaría el desarrollo y comercialización de tecnologías avanzadas, permitiéndonos ofrecer soluciones de movilidad seguras y eficientes mucho más rápido.”
No obstante, los críticos advierten que una desregulación apresurada podría comprometer la seguridad pública. Expertos en seguridad vial han señalado que bajar las barreras regulatorias podría permitir que las empresas lancen productos al mercado sin cumplir con estrictas pruebas de seguridad, lo cual representaría un riesgo para los ciudadanos.
Ante estas posturas encontradas, el debate se centra en encontrar un equilibrio adecuado entre impulsar la innovación tecnológica y garantizar la protección y bienestar del público en general. A medida que las discusiones sobre el futuro de la regulación en este sector continúan, la balanza entre favorecer el avance de la industria y salvaguardar la seguridad permanecen como las principales preocupaciones de los diferentes actores involucrados.