La situación financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex) ha impactado fuertemente las operaciones de algunos de sus proveedores. Una de las empresas internacionales más afectadas es la noruega OPEX, especializada en servicios de pozos, que ha decidido reducir significativamente sus operaciones en México debido a los impagos prolongados por parte de Pemex. Esta medida se debe a la falta de pago de facturas que, en algunos casos, datan de hace más de un año.
“Hemos tratado de mantener nuestra presencia y apoyo en México, pero los retrasos en los pagos hacen insostenible continuar al mismo nivel operativo”, comentó un portavoz de OPEX.
La decisión de OPEX implica disminuir su plantilla laboral y reducir sus actividades operativas a lo mínimo indispensable. La compañía había asignado recursos significativos al desarrollo de proyectos en colaboración con Pemex, con la expectativa de un crecimiento sólido en el país. Sin embargo, se ha visto forzada a tomar medidas drásticas debido a la falta de liquidez generada por los retrasos en los pagos.
OPEX no es la única empresa afectada por la situación financiera de Pemex. Varias compañías proveedoras han reportado problemas similares, aumentando las preocupaciones sobre la capacidad de Pemex para cumplir con sus obligaciones financieras a corto plazo. Esta situación podría repercutir en la eficiencia y calidad de los servicios que la petrolera estatal recibe, impactando finalmente en su productividad general.
Esta problemática también pone en cuestión la gestión financiera de Pemex, una de las empresas más endeudadas del mundo. La petrolera debe enfrentar enormes retos financieros para asegurar su viabilidad futura y evitar el deterioro de las relaciones con socios estratégicos como OPEX. Las demoras en los pagos subrayan la necesidad urgente de una reforma en sus prácticas de gestión y, quizás, de un apoyo gubernamental más decidido para asegurar la sostenibilidad de sus operaciones clave.