El optimismo parece ser la palabra clave en las previsiones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para el presupuesto del año 2025. Analistas económicos han señalado que las proyecciones financieras incluidas en el documento reflejan un panorama positivo para la economía nacional, a pesar de los desafíos macroeconómicos internacionales y las presiones inflacionarias que podrían persistir en el corto plazo.
Con una tasa de crecimiento económico esperada superior al promedio de los últimos años, Hacienda confía en la recuperación de varios sectores clave. La expansión económica se proyecta impulsada por un aumento en la inversión y un consumo interno robusto, apoyado por programas gubernamentales que buscan fortalecer la productividad y mejorar las condiciones de infraestructura.
Los ingresos públicos, se anticipa, crecerán a un ritmo sostenido, respaldados por una administración tributaria eficiente y el combate a la evasión fiscal. Sin embargo, algunos expertos han advertido que estas expectativas podrían ser demasiado optimistas si la economía global enfrenta nuevas turbulencias o si los precios de las materias primas no se comportan como se esperan.
“El riesgo de sobreestimar los ingresos podría conducir a ajustes presupuestales más adelante”, opinó un analista financiero no identificado.
En el ámbito del gasto público, el enfoque estará dirigido a programas sociales y proyectos de infraestructura que son considerados esenciales para el desarrollo del país. Esta estrategia busca no solo impulsar el crecimiento económico, sino también reducir las desigualdades que persisten a nivel nacional.
No obstante, el reto será manejar la deuda pública de manera que no comprometa la salud fiscal del país en el largo plazo. La estimación es que el nivel de deuda se mantenga estable como porcentaje del PIB, aunque esto dependerá de la capacidad del gobierno para administrar eficientemente sus recursos.
Con estos lineamientos, la Secretaría de Hacienda se preparará para presentar un proyecto de presupuesto que, si bien es optimista, está consciente de los desafíos potenciales que podrían alterar sus proyecciones. Así, el escenario está puesto para que, en 2025, la economía mexicana pueda consolidar una recuperación sostenida que beneficie a todos los sectores de la sociedad.