La agencia calificadora Moody’s ha advertido que Petróleos Mexicanos (Pemex) seguirá enfrentando riesgos crediticios significativos. A pesar de los esfuerzos del gobierno para apoyar a la empresa estatal con capital, la estructura financiera de Pemex permanece bajo presión. Los principales desafíos incluyen una deuda elevada, necesidades sustanciales de inversión y las limitaciones en el flujo de efectivo.
Moody’s subraya que, aunque el gobierno ha mostrado disposición para respaldar a Pemex, no se han implementado medidas estructurales suficientes que permitan una mejora sustancial en su perfil financiero. La calificadora enfatiza que las intervenciones estatales han sido reactivos más que preventivos, lo que no resuelve los problemas fundamentales de la petrolera.
“La falta de inversión en exploración y producción limita la capacidad de Pemex para incrementar su producción, lo cual es clave para mejorar su rentabilidad y reducir su carga de deuda,” indicó Moody’s en su reciente informe.
Asimismo, la volatilidad en los precios del petróleo y los desafíos operacionales son factores que continúan afectando el desempeño financiero de Pemex. Aunque el mercado energético global ha mostrado cierta recuperación, la incertidumbre prevalece, y Pemex enfrenta la difícil tarea de equilibrar sus aspiraciones de crecimiento con las realidades del mercado.
La administración de Andrés Manuel López Obrador ha reiterado su compromiso con el fortalecimiento de Pemex, destinando recursos considerables para su rescate. Sin embargo, Moody’s recalca que, sin reformas estructurales profundas, estos esfuerzos podrían no ser suficientes para cambiar la trayectoria a largo plazo de la empresa.
En este contexto, la sostenibilidad financiera de Pemex sigue siendo una preocupación significativa para los inversionistas y analistas, quienes observan de cerca cualquier indicación de mejora en su capacidad para gestionar su deuda y generar flujo de efectivo positivo.
Finalmente, Moody’s mantiene su perspectiva de que, a menos que se aborden los problemas fundamentales, Pemex seguirá enfrentando desafíos que podrían afectar su calificación crediticia en el futuro. La petrolera deberá ajustar su operatividad con un enfoque en la eficiencia y buscar oportunidades de colaboración que potencien su competitividad.