La reciente victoria de Trump ha desencadenado una venta masiva de bonos del Estado esta semana. Los mercados están reaccionando ante la expectativa de que elementos clave de sus planes económicos, como los recortes de impuestos y la implementación de aranceles, impulsarán el crecimiento económico. No obstante, también existe preocupación por una potencial alza en la inflación y un aumento en los déficits presupuestarios.

El avance de los republicanos de Trump hacia el control total de ambas cámaras del Congreso podría facilitar la implementación más rápida de sus políticas propuestas. Este escenario tiene a los analistas en alerta, ya que el impacto en la estabilidad fiscal del país podría ser significativo.

“En ausencia de medidas políticas que ayuden a limitar los déficits fiscales, el deterioro de la fortaleza fiscal del Gobierno federal pesará cada vez más sobre el perfil de crédito soberano de Estados Unidos”, comentó Moody’s en una nota del 7 de noviembre.

“Dadas las políticas fiscales que Trump prometió en campaña y la alta probabilidad de que se aprueben debido a la composición cambiante del Congreso, los riesgos para la fortaleza fiscal de Estados Unidos han aumentado”, añadió la agencia.

Moody’s sigue siendo la última de las tres principales agencias de calificación que conserva una calificación máxima para el gobierno estadounidense. Sin embargo, en noviembre del año pasado, la agencia había reducido la perspectiva de la calificación crediticia triple A de Estados Unidos de “estable” a “negativa”.

La posibilidad de cambios potencialmente bruscos y radicales en las políticas fiscal, comercial, de inmigración y climática representa un riesgo significativo, especialmente para sectores como la industria manufacturera, la tecnología y el comercio minorista. El control republicano de la Casa Blanca y el Capitolio incrementa estas preocupaciones, resaltando la incertidumbre que rodea al futuro económico del país bajo la nueva administración.