El impacto de una guerra de aranceles entre potencias económicas puede ser significativo para México, afectando aproximadamente el 40% de sus importaciones. Esto se debe a que México depende en gran medida del intercambio comercial con países que pueden entrar en disputas arancelarias, como Estados Unidos y China.
Actualmente, México importa una amplia gama de productos, desde piezas automotrices hasta dispositivos electrónicos, que podrían encarecerse por la imposición de aranceles. Estos productos representan una gran parte del mercado mexicano y son esenciales para diversas industrias, que a su vez son motor económico del país.
Expertos en comercio internacional advierten que un conflicto arancelario podría provocar un aumento en los costos de producción para las empresas mexicanas, lo que a su vez podría afectar los precios al consumidor. Esto podría llevar a un entorno inflacionario si los aumentos de costos se trasladan a los consumidores finales.
“El impacto para México podría ser considerable, especialmente si se toma en cuenta que muchas de nuestras cadenas de suministro dependen de bienes intermedios importados”, señaló un economista de la UNAM.
Además, la incertidumbre causada por las tensiones comerciales podría tener repercusiones en las decisiones de inversión. Las empresas podrían mostrarse reacias a realizar inversiones significativas, afectando el crecimiento económico del país a largo plazo.
Aunque México ha buscado diversificar sus relaciones comerciales mediante la firma de tratados como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y el Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), una escalada en los aranceles a nivel global podría obstaculizar estos esfuerzos.
Para mitigar los posibles efectos negativos, las autoridades y el sector privado deben trabajar en conjunto para fortalecer la resiliencia económica del país. Esto podría incluir estrategias para reducir la dependencia de importaciones específicas y fomentar la producción nacional.