El salario mínimo actual en México es de aproximadamente 7,468 pesos mensuales, lo que, según la presidenta Claudia Sheinbaum, alcanza para poco más de una y media “canastas básicas”. Su objetivo es que al final de su mandato, dicho salario cubra 2.5 canastas. Calculando rápidamente, esto implicaría un aumento superior al 50%, elevando el ingreso mensual a cerca de 11,650 pesos y el salario diario de 249 a 388 pesos en 2024. Esta posibilidad ha generado inquietud.
Cabe destacar que este ejercicio supone que los precios no varíen, pero ofrece una perspectiva clara sobre hacia dónde podrían dirigirse las cosas. En el sexenio anterior, los aumentos salariales fueron efectivos, triplicando prácticamente el salario mínimo, que partió de 88 pesos diarios. Sin embargo, el aumento también ha generado tensiones en las corporaciones.
Por ejemplo, Grupo Bimbo, en 2020, pagaba 5,267 pesos mensuales a algunos empleados de El Globo y 7,024 a los de Barcel, mientras el salario mínimo era de 4,251 pesos. Actualmente, la empresa presume:
“Nuestros colaboradores reciben en promedio al menos dos veces el salario mínimo en cada una de nuestras operaciones representativas, que operamos sin distinción de género.”
En Estados Unidos, ya se observaba esta tendencia hace cuatro años, pagando un promedio de 2,349 dólares mensuales, 87% más que el salario mínimo estadounidense de entonces. A pesar de los incrementos, el margen de utilidad de Bimbo no ha variado significativamente, cerrando 2023 en 14.2%.
La posibilidad de que los salarios sigan subiendo sin afectar negativamente a las empresas depende de sus líderes. Grupo Modelo, por ejemplo, ha mejorado la productividad mediante tecnología y capacitación. Además, una empresa extranjera en México ha implementado soluciones de inteligencia artificial para mejorar la eficiencia en sus call centers.
El deseo de mejores salarios es compartido por muchos trabajadores, pero el reto está en abordar estos cambios sin perjudicar la inversión en un país conocido por sus bajos salarios como ventaja competitiva. Las empresas deben adaptarse para no quedar rezagadas.