Debate en EE.UU.: Urgen ajustes al T-MEC ante cambios económicos y sociales actuales

El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ha sido objeto de debate en Estados Unidos, donde legisladores y sectores industriales demandan ajustes para adaptarlo a los cambios económicos y sociales actuales. A medida que se acerca la revisión del acuerdo, las presiones para abordar ciertos temas han aumentado considerablemente.

Durante una audiencia reciente en el Congreso de Estados Unidos, diversos grupos expresaron sus preocupaciones sobre el funcionamiento del T-MEC, destacando la necesidad de actualizar las disposiciones relacionadas con el comercio digital, las reglas de origen y las normativas laborales y medioambientales. La pandemia de COVID-19 y las crecientes tensiones geopolíticas han expuesto vulnerabilidades en las cadenas de suministro, lo que ha llevado a algunos sectores a cuestionar la eficacia del acuerdo en su forma actual.

“Es imperativo que el T-MEC evolucione para reflejar las realidades del comercio del siglo XXI. La tecnología y el comercio digital avanzan a un ritmo vertiginoso, y el acuerdo debe abordar estos cambios”, señaló un representante del sector tecnológico.

Los legisladores también han puesto en la mira las disposiciones laborales, insistiendo en una aplicación más estricta y eficaz de las mismas. Exigen garantías de que los compromisos asumidos en materia de derechos laborales se respeten y se apliquen de manera coherente en los tres países miembros.

“Los trabajadores merecen un terreno de juego equilibrado, donde sus derechos estén plenamente protegidos y puedan competir de manera justa”, afirmó un congresista estadounidense.

Simultáneamente, el cambio climático y las regulaciones medioambientales también han cobrado protagonismo en las discusiones. Se busca añadir cláusulas más robustas para garantizar que los compromisos ambientales sean equitativos entre los países firmantes.

A medida que se intensifican las negociaciones para una eventual revisión del T-MEC, las partes involucradas enfrentan el desafío de encontrar un equilibrio que satisfaga las demandas internas de cada país sin comprometer la esencia del acuerdo trilateral.