El impacto del crimen y la violencia en México es un lastre significativo para la economía del país, generando pérdidas que ascienden al 3.36% del Producto Interno Bruto (PIB), según un reciente informe. Este estudio resalta la urgencia de abordar los problemas de seguridad pública no solo desde una perspectiva social, sino también económica, ya que los costos asociados afectan severamente el desarrollo económico y el bienestar de la población.
El informe detalla cómo las actividades delictivas, incluidos el robo, la extorsión y el secuestro, tienen repercusiones en diversos sectores económicos. Las empresas enfrentan costos crecientes relacionados con la seguridad privada, la pérdida de inversiones y una disminución en la productividad laboral. Además, la percepción de inseguridad incide en la disminución del turismo y limita el crecimiento de pequeñas y medianas empresas.
“La violencia y el crimen erosionan la confianza de los inversionistas y afectan directamente la calidad de vida de los ciudadanos”, señala el estudio.
El documento también sugiere que el costo humano de la violencia tiene un impacto directo en la economía del país. Las pérdidas de vidas, la desintegración de familias y comunidades, y las heridas traumáticas afectan la productividad nacional, contribuyendo al estancamiento económico. Además, el gasto destinado a atender las consecuencias de la violencia, incluidas las medidas de salud pública y justicia, desvía fondos que podrían haberse utilizado para la educación y el desarrollo de infraestructura.
Ante este panorama, los expertos sugieren que el gobierno implemente políticas más efectivas que combinen esfuerzos de prevención del crimen con oportunidades económicas, educación y programas de inclusión social. Se subraya que, sin una estrategia integral, será difícil revertir la tendencia y mejorar las condiciones de seguridad y desarrollo económico en el país.