La inflación en México experimentó un aumento más rápido de lo esperado en octubre, situándose en un 4.76%. Este incremento contrasta con el mes anterior, cuando la tasa interanual se ubicó en un 4.45%, reflejando un cambio considerable en el comportamiento de los precios al consumidor.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que este incremento se debe principalmente a factores que incluyen el alza en los precios de algunos alimentos y servicios. A pesar de que el índice nacional de precios al consumidor sigue debajo del objetivo del 3% establecido por el Banco de México, estas cifras recientes podrían influir en las decisiones políticas y económicas del país.
En el contexto de la inflación subyacente, que excluye los elementos más volátiles del índice como los alimentos y la energía, también se registró un aumento, alcanzando un 5.38% en comparación con el 5.26% del mes anterior. Este aumento ha sido impulsado en parte por incrementos en las tarifas del transporte y ciertos servicios básicos.
El analista económico Javier Castillo comentó: “El repunte en la inflación durante octubre fue mayor al que varios economistas habían anticipado, lo que podría llevar al Banco de México a considerar ajustes en su política monetaria para controlar la situación y mantener la estabilidad económica”.
Este panorama inflacionario podría tener implicaciones significativas para los hogares mexicanos, que podrían experimentar una reducción en su poder adquisitivo si los salarios no se ajustan acorde al incremento en los precios. Al mismo tiempo, las empresas podrían enfrentar márgenes de ganancia más reducidos debido al aumento en los costos operativos.
En los próximos meses, será crucial observar cómo responden las políticas gubernamentales y la intervención del Banco de México frente a este desafío económico, en un contexto donde la inflación global también ejerce presión sobre las economías emergentes.