El Gobierno de México anunció recientemente un incremento en la cuota que deben pagar los visitantes para ingresar al país. A partir del próximo mes, el costo aumentará en un 20 por ciento, lo que ha generado diversas opiniones entre empresarios turísticos y visitantes frecuentes.
Con esta decisión, se espera que la tarifa actual, que ronda los 600 pesos mexicanos, suba a unos 720 pesos. Este ajuste se da en el contexto de un año en el que la inflación ha impactado en varios sectores de la economía, incluyendo gastos operativos en los puertos de entrada y servicios aduanales.
El incremento, según las autoridades, es necesario para mejorar la infraestructura en los puntos de entrada y asegurar una experiencia más eficiente y segura para los millones de turistas que visitan el país cada año. Sin embargo, para quienes regularmente cruzan la frontera, ya sea por negocios o por visitas familiares, la noticia ha sido recibida con desagrado.
“Es un golpe al bolsillo de quienes cruzamos con frecuencia. Aunque entiendo que el mantenimiento tiene un costo, un aumento de este tamaño es excesivo”, comentó Juan Carlos López, residente de Tijuana, quien viaja semanalmente a San Diego.
A pesar de las preocupaciones expresadas por usuarios como López, representantes del sector turístico han mostrado su apoyo a la medida, considerando que el dinero recaudado se invertirá en proyectos que beneficiarán al turismo y reactivarán la economía local. No obstante, algunos analistas advierten que podría haber un descenso momentáneo en el número de visitantes, mientras los turistas se acostumbran al nuevo precio.
Por otro lado, el Gobierno ha mencionado posibles descuentos para estudiantes, adultos mayores y grupos vulnerables, en un intento de mitigar el impacto económico en estos sectores de la población.
El aumento de la cuota se encuentra actualmente en proceso de aprobación final y, de no surgir cambios adicionales, entrará en vigor a partir del 1 de diciembre.