Expertos financieros han encendido las luces de alarma ante un posible riesgo sistémico y un rebote inflacionario en México, provocado por la imposición de nuevos aranceles comerciales. En medio de un entorno global complejo, marcado por tensiones comerciales y ajustes de políticas monetarias, la economía mexicana podría enfrentar nuevos desafíos que amenazan con desestabilizar su ya frágil recuperación post-pandemia.
Analistas señalan que los aranceles, aparte de aumentar el costo de los productos importados, podrían generar una cadena de efectos adversos en distintos sectores económicos. Estos incrementos en costos, previsiblemente, serían transferidos a los consumidores, impulsando así una presión al alza en los índices de inflación, que el banco central ha intentado controlar de manera rigurosa.
“El riesgo de un incremento en los aranceles impacta directamente en la inflación, ya que los costos adicionales de importación se verían reflejados en los precios al consumidor. Esto podría llevar a un aumento generalizado en los precios que podría convertirse en un nuevo episodio inflacionario,” explicó un economista de renombre.
Además, los especialistas han manifestado preocupaciones en torno a la estabilidad del sistema financiero. Un aumento sostenido en la inflación podría presionar al Banco de México a adoptar medidas más agresivas en términos de política monetaria, las cuales podrían incluir subidas en las tasas de interés. Dichos aumentos encarecerían el costo del crédito, afectando tanto a empresas como a individuos, y disminuyendo potencialmente el ritmo de crecimiento económico.
En este contexto, las autoridades mexicanas enfrentan la difícil tarea de equilibrar las políticas comerciales y monetarias para mitigar estos riesgos. Evitar un impacto negativo en el poder adquisitivo de las familias mexicanas y en la competitividad del sector empresarial es crucial para mantener la estabilidad económica del país.