En la primera quincena de noviembre, la inflación en México mostró una moderación, alcanzando un índice anual del 4.56%, según informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Esta cifra es un descenso respecto a las semanas anteriores y refleja un alivio en las presiones sobre los precios que venían afectando a la economía mexicana.
Este comportamiento de la inflación indica una tendencia hacia la estabilización de los precios derivada de una política monetaria que ha buscado contener los aumentos agresivos experimentados en meses previos. Los especialistas destacan que este comportamiento podría abrir un espacio para ajustes futuros en las tasas de interés, si es que la tendencia se mantiene en dirección descendente.
Entre los componentes que más influenciaron la baja de la inflación, los alimentos y bebidas presentaron una menor aceleración en sus precios, al igual que el sector de energéticos, el cual ha mostrado cierta estabilidad después de fluctuaciones considerables. Dichas bajas compensaron los aumentos registrados en otras áreas, como la vivienda y algunos servicios, que aún muestran resistencias a la baja.
Un analista económico consultado comentó sobre estas cifras:
“La disminución en la inflación es una señal positiva ya que puede aliviar la carga sobre los ingresos de las familias mexicanas, quienes han visto reducido su poder adquisitivo. Sin embargo, es crucial mantenernos atentos a las tendencias globales en precios de energía y alimentos, pues estos son factores que pueden alterar la trayectoria de la inflación de forma súbita”.
Además, se espera que el Banco de México considere estas cifras en sus próximas reuniones de política monetaria, lo cual podría influenciar sus decisiones respecto a la tasa de interés de referencia. Los próximos reportes de inflación serán clave para determinar si esta tendencia a la baja continua y cuál será el impacto en la economía general del país.