En un movimiento esperado por los mercados financieros, la Reserva Federal de Estados Unidos redujo su tasa de interés de referencia por segunda vez consecutiva, buscando mitigar los impactos económicos de la desaceleración mundial y las tensiones comerciales. Este ajuste coloca la tasa en un rango de 1.75% a 2.00%, reflejando una postura más acomodaticia que debería estimular el gasto y la inversión en el país.
Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, comentó en conferencia de prensa que la decisión fue tomada considerando los riesgos globales, así como la necesidad de mantener el crecimiento del mercado laboral y los gastos de consumo. Sin embargo, la medida no fue unánime: dos miembros del comité votaron en contra, argumentando que la economía estadounidense sigue mostrando señales de robustez.
“Nuestra economía es fuerte, pero los riesgos han aumentado. La incertidumbre comercial y el crecimiento global más débil han sido factores clave en nuestra decisión”, dijo Powell, subrayando el enfoque proactivo del banco central para extender la expansión económica.
Los mercados reaccionaron positivamente ante la decisión, interpretándola como un compromiso de la Fed con la estabilidad económica. Sin embargo, algunos analistas señalaron que esta política monetaria más laxa podría tener efectos limitados si las tensiones comerciales, particularmente entre Estados Unidos y China, persisten.
La medida también tuvo repercusiones en el valor del dólar, que experimentó una ligera caída frente a las principales divisas, y podría influir a los bancos centrales de otros países, incluyendo México, a considerar ajustes en sus propias políticas monetarias para no afectar la competitividad de sus economías.
A futuro, Powell insinuó que la Fed está preparada para actuar nuevamente si las condiciones lo requieren, pero evitó comprometerse con un camino específico. El enfoque será data dependiente, observando de cerca los indicadores económicos tanto internos como externos.